En unas horas haré una llamada para rechazar nuevamente la misma “invitación” a esta nueva etapa, lo he pensando más de una vez y creo que los “premios” llegan cuando el esfuerzo lo merece, sin embargo, cuando el premio “llega” y el esfuerzo ha sido insuficiente (y uno está consciente de eso) el premio no es más que una ilusión que podría crear más dependencia a la mediocridad. No rechazo tal oportunidad por motivos relacionados a ser pedante y mamón, la rechazo porque se que necesito construir y cultivar más mi persona en estos temas que me tocan y que el hecho de decir “no esta vez, muchas gracias” me compromete para redoblar mi trabajo, mi trabajo en estos estudios que en esta etapa me corresponden y que he descuidado en muchos momentos.

A pesar de que hace ya días había rechazado la “invitación” (que más que invitación parecía un “mandato”, algo que no me gusta en absoluto porque se contrapone a principios tan esenciales), comenzando la semana que acaba de terminar recibí nuevamente una llamada avisándome que el “nombramiento” sería este Lunes 16, después de que en una llamada anterior fui SUMAMENTE CLARO con mis razones y mi decisión respecto al tema (las cuales prácticamente se las pasaron por el arco del triunfo); en esta llamada hasta cierto punto les di el avión, sin embargo me motivó a que yo recurriera a un Maestro para platicar respecto al tema de la decisión y me hizo ver a través de sus palabras, la descripción de su experiencia y lo que él personalmente creía que podría ser la ventaja de aceptar dicha propuesta, ideas que yo no había considerado… ideas interesantes… sin embargo estoy seguro de que la decisión que anteriormente había tomado (al decir “no”) será la mejor para mi, porque un buen templo no se puede sostener con columnas débiles y a pesar de que se que todo templo está “sin terminar” porque su construcción nunca termina, no pretendo esperar hasta que yo alcance el dominio al completo de esta etapa porque el nuevo conocimiento siempre existirá, sin embargo se que hoy mi conocimiento no es el suficiente como para afrontar un nuevo paso hacia un nuevo escalón.

Pero a todo esto, tras el decir “esta vez no, muchas gracias” nace un compromiso aun más fuerte, y es básicamente hacer lo que debí hacer.