Piérdete en mi

Publicado el 15 de February del 2006 a las 1:06 am.

La frialdad del alcohol o la fiebre por poseerlo. La necesidad de tocarte o el conformismo de satisfacerme. El récord establecido o las ganas de alimentar este ego. Mis pies están frios. Camina hombre de bien, camina hombre récord. Deja que la noche te abraze y suavemente te diga al oído “piérdete en mi” y entonces darás la oportunidad a creer que amanecerá, cuando la noche se vuelve cada vez más oscura. Camina hombre de bien, corre vibrante cazador, arrástrate en mi deseo, que yo la noche te perderé en placer, en mi. Desea tenerme para desear deshacerte, desea desearme para desear deshecharte. Desea mi deseo que ardo en el y tu piel se congela al sentir la veracidad de mi palabras. Acelera el paso hombre, que tu pasado te alcanza, acelera el paso que tus pecados te condenan. Acelera el paso que la noche está aquí para desearte, para envolverte, para decirte al oído: ¿quieres?. Determina sin mis sentimientos mi frialdad, encuentra en mi locura tu sanidad, encuentra la búsquedad para comenzar a encontrar. Estás aquí, de pie, tratando de caminar, de correr, de acelelar, porque tu paranoia busca salida a la habitación que aún no entras. Tu cabeza quiere salir de tu alma porque tu placer y necesidad de romper tus ropas rebasa la necesidad de contenerte y realizarte. Toma más tiempo construir que destruir. Destruye en segundos, construye en una vida. Hombre de bien, estás perdido en la noche, a este punto la noche te alcanzó, te tomó por los pies, de pronto tu cuerpo se suspende y dejas un pie adelante en símbolo del poder que crees tener, cuando te das cuenta que la noche ya te envolvió y te has perdido, perdido en mi deseo, en mi deseo de perderte. Redundante mis palabras para los oídos llenos de concreto, suaves mis palabras para los oídos fríos, duras mis palabras para los oídos suaves, justas mis palabras para los oídos que escuchan. No se sobre razón, no se sobre certeza, no se sobre perderte, no se sobre desearte, no se sobre tus pies caminando en la luz, no se sobre la noche que te perdió, no se sobre la necesidad de saber. Hombre de bien, camina hacia la luz, ella te espera, recíbela, absórbela, nutre te alma, porque te has perdido y la noche te ha cubierto de azul, de negro, de tristeza, de frialdad, de arrepentimiento, de coraje, de deseo, de fluidos corporales por tratar de arrebatar tu necesidad de acelarar tu paso para evitar ser alcanzado por la noche, al menos eso es lo que le decías a tu conciencia mientras caminabas hacia la dirección con los ojos cerrados para no hacerle saber que le mentías. Hombre de bien, escucha el beat de mi corazón, te dice que has caminado sobre el aire, porque has caído en el precipicio del “esta noche no cuenta”, cuando tu corazón tristemente veía el score en tu marcador cómo decrementaba su valor al cerrar los ojos, apagar el alma y encender el cuerpo. Anda, corre hombre de bien que la noche te alcanzará cuando engañes a tu alma. No hay vuelta atrás para modificar, sólo para accesar a la lectura de ese pasado que se escribe a cada momento cuando el presente termina la oración que finaliza a cada letra y no a cada punto. La vida no entiende de reglas gramaticales, la vida no entiende de puntuación, la vida sólo entiende tu fortaleza, tu debilidad y tu verdad. Hombre de bien, continua, que la noche termina, pero sus heridas no. Las heridas sanan con el tiempo, la cordura se recupera con el descanso, las lágrimas se regeneran, pero lo herido, lo imprudente y lo llorado jamás. Bienvenido.

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